martes, 18 de noviembre de 2008


ORACIÓN
Padre nuestro, de todos nosotros,
de los pobres, de los sin techo,
de los marginados y de los desprotegidos
de los desheredados y de los dueños de la miseria,
de los que te siguen y de los que en ti, ya no creemos.

Baja de los cielos, pues aquí está el infierno,
baja de tu trono, pues aquí hay guerras, hambre, injusticias.
No hace flata que seas uno y trino,
con uno solo que tenga ganas de ayudar, nos bastaría.

¿Cuál es tu reino?
¿El vaticano?
¿la banca?
¿la alta política?

Nuestro reino es Nigeria,
Etiopia, Colombia, Hiroshima.
El pan nuestro de cada día son las violaciones,
la violencia de género, la pederastia,
las dictaduras, el cambio climático.

En la tentación caigo a diario,
No hay mañana en la que no esté tentado
de crear a un Dios humilde, justo.
Un Dios que esté en la Tierra,
en los valles, los ríos,
un Dios que viva en la lluvia,
que viaje a través del viento
y acaricie nuestra alma...

Un Dios de los tristes,
de los homosexuales.
Un Dios más humano...
Un Dios que no castigue,
que enseñe.
Un Dios que no amenace,
que proteja.
Que si me caigo,
me levante.
Que si me pierdo,
me tienda su mano.
Un Dios que si yerro,
no me culpe.
Y que si dudo, me entienda.
Pues para eso me dotó de inteligencia,
para dudar de todo.

Padre nuestro, de todos nosotros,
¿por qué nos has olvidado?
Padre nuestro, ciego, sordo y desocupado.
¿por qué nos has abandonado?

La cantata del diablo

izaskun

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